Saltillo, Coahuila, 19 de enero del 2023.- Niño Dios cirujano, futbolista, san Judas, entre otros, son los atuendos que ya se preparan para que, el próximo 2 de febrero, comiencen las tradicionales levantadas y los consabidos tamales entre las familias saltillenses.
Los vestidos de los niños Dios van desde el Niño de la abundancia, del Santo Niño de Atocha, del Niño de las Candelarias, El Niño de Belén, de las Palomas, de las Maravillas y San Judas Tadeo.
Sin embargo, los que prefiere la gente sin duda son los de San Judas Tadeo, los de médico o el Niño de la Salud, pero también el de mameluco, que es relativamente nuevo.
El mameluco nació de la idea de reflejar el frío que se avecina en las fechas de enero y febrero, donde los Niños Dios son arropados también con estambre y tela polar; estos mamelucos tiene un costo de entre 220 y hasta 400 pesos, pues incluye una cobija de bebé, zapatitos y gorro.
Los ropones tienen un precio de entre 120 y hasta 380 pesos, de acuerdo al tamaño del Niño Dios, aunque este no es el único gasto que debe realizarse para concretar la celebración religiosa de orar y venerar al hijo de Dios en una “levantada”.
La devoción al hijo de Dios lleva a locatarios del Centro Histórico a buscar las mejores coronas, arpas miniaturas, capas, pesebres, sillas doradas, zapatitos y gorros para ofertar a los saltillenses, a quienes consideran clientes que aunque regatean buscan llevar el mejor atuendo para su Niño Dios.
Sobre las calles de Acuña, Aldama y Perez Treviño, comerciantes colocan al pie de la calle cientos de ropones de todos tamaños y colores, algunos más elaborados que otros, con pedrería e imitando a otras figuras religiosas consideradas santos o arcángeles.
Pero también ofrecen kits de limpieza, ornamentos de plástico que simulan estar bañados en oro y sillas o pesebres para colocar al Niño Dios, una vez terminada la levantada, una tradición que sigue viva en Saltillo, y representa el término de la Navidad, celebradas con un rosario.
Las familias saltillenses acostumbran organizar un rosario, donde levantan al niño dios del portal de Belén bajo el pino y lo colocan en una charola rodeado de bombones y chocolates para ser adorado acompañado de una vela encendida; también se acostumbra realizar cantos religiosos y que los padrinos, ofrezcan un bolo de dulces.
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